sábado, 7 de marzo de 2015
viernes, 10 de octubre de 2014
Hashishin
Hashishin
– ¿Quién la tiene más larga? – Se preguntaba el imaginario popular
aunque ya sabía la respuesta.El argentino medio lo consagró, la clase política y
empresarial lo idolatró, gobernó como un déspota de harén. Poseyó todas las mujeres.
Trató como eunucos políticos a los machos y abogó para que los influyentes se
embolsaran al estado; pero ya no se le paraba. Tampoco se resignó a devolver su
mandato (todo un terremoto para los centros del poder).Mendes demandó a Dios que lo reencuentre con su destino.
Trató de sobrevivir con el cannabis y le dio tanto al
Hashish que perdió la virtud visionaria. Acabó, con
todo y su impronta, en la Galería Norte.
Aislado entre los truchos del pasaje, la mayoría
pachamameros que le daban al acullico, el Turco abrazó con desesperación la
biblia de los musulmanes. Ambientó su local como Las mil noches y una
noche: Alfombra persa con almohadones de raso,
mesa ratona con arabescos en marfil y una cortina de terciopelo verde que ponía
límites a lo público, pero lo que más llamó mi atención
fue un alambique con manguera y boquilla.
– Es un narguile – me dijo y con un gesto me invitó a sentar entre los cojines.
Desarmó la pipa. En una pequeña cacerola
que había dentro colocó unos pedruscos de resina, los tapó con una latita
agujereada y puso brasas encima. A poco comenzó a humear.– Es Hashish – aclaró.– ¡Ah… sí!
Tras un incómodo silencio puso la
manguera sobre la ratona y me invitó a fumar. Le di una profunda seca. Era
aromática, suave a la garganta. Chupé
como un bebé goloso.
– Tenés que compartir – dijo.Devolví la boquilla.– No apuntés con el caño – reprochó –. En la
cultura árabe es una falta de respeto, dejá la manguera en la mesita.Había un período ventana. Para matar el
tiempo habló del Korán, de Mahoma...Al rato comencé a perder el control. Al
pronunciar la ele mi legua cobró vida, saltó de mi boca y se enroscó como una culebra.
Me esforcé por someterla.Nos cubrió una noche sin ventura. El coro de angelicales castratis
cobró presencia, celebró la llegada de un guerrero que,
solo de toda soledad, en su eterna incomunicación, decidió cambiar el
paradigma:Creó
los cielos y la tierra. Y llamó a lo seco Tierra. También dijo:
Produzcan las aguas seres vivientes. Y aves que vuelen sobre la tierra.Y
creó al hombre a su imagen. Varón y hembra los creó, y les dijo: Aprovechad y
procread. Al
ver el esfuerzo que ponían en multiplicarse, el día séptimo su mano izquierda
cobró vida sexual y creó la Vía Láctea, disipó la oscuridad y separó
el día de la noche.
La tierra comenzó a
oscilar, y el tiempo se comprimió, y La Galería Norte fluyó como un río cuyo
caudal se filtraba en las arenas del tiempo.Todo cambiaba nada
estaba fijo, todo discurría. Todo estaba en movimiento. Algunas cosas se
convulsionaban rápidamente, otras eran más lentas y el cambio me atormentó. Me cagó
de miedo el cambio. Y la aprensión era lo estable, lo único que no cambiaba: La
metamorfosis tras los esplendores de la creación.Mortecino desaliento. Transición sepia
y con vocación suicida.Me propuse zafar con lo lúbrico, sexo
duro luego de una primera
etapa de contaminación racional.
¿Dónde acaba el delirio y comienza la realidad?
Lo del Turco no fue un acto de
benevolencia, tal vez ni siquiera evangelizaba el islam.¿Sólo una muestra gratis?
¿Dónde acaba el delirio y comienza la realidad?
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